No nos hagamos ilusiones, la transformación digital no es gratis, implica invertir recursos. Las empresas están invirtiendo millones de dólares en transformación digital; pero la rentabilidad de estas inversiones es muy diferente entre las empresas que hacen algo simplemente por no quedarse atrás y las que cuentan en su estrategia con la visión necesaria para utilizar las ventajas de la innovación y la transformación digital para solucionar las nuevas necesidades de sus clientes, generar nuevos modelos de negocio y mejorar la eficiencia de los procesos.
¿Cómo nos aseguramos de que nuestra inversión va a ser rentable? No hay bolas de cristal para saber con certeza qué va a funcionar y qué no; pero sí que hay maneras de minimizar al máximo el riesgo:
- De nada vale realizar una gran inversión, por ejemplo, para lanzar la aplicación móvil con la tecnología más avanzada del mundo si nadie la va a usar. Por eso es fundamental empatizar con el cliente, captar y analizar su información para estar en contacto continuo con sus acciones y deseos y tomar decisiones en función de lo que necesita y lo que nos comunica.
- Nos puede hacer mucha ilusión que el número de likes de nuestra página de Facebook sea muy elevado, pero si no se traduce en ventas o captación de nuevos usuarios, no es una métrica de valor. Los indicadores (KPIs) que mejor muestran la rentabilidad son los que están directamente vinculados al negocio: número de nuevos clientes, incremento del ticket medio, reducción de horas invertidas en un proceso, etc. La integración de soluciones tecnológicas de nuevo desarrollo o ya existentes deben tener resultados medibles que podamos visualizar en cuadros de mando que nos faciliten el análisis y la comprensión de este tipo de KPIs.
- Se puede implementar un software de gestión de proyectos, un CRM, un sistema de análisis de datos y toda una batería de soluciones que no cumplirán su función si no existen dinámicas de innovación, lógicas colaborativas y el talento adecuado. Para mejorar la eficiencia, las empresas deberán rediseñar procesos y redefinir roles, generando cultura de innovación para que las personas y los departamentos estén en continuo crecimiento mediante la adquisición de nuevas competencias.
- Demorarse en la planificación y el lanzamiento de una nueva solución tecnológica o invertir demasiado para conseguir el producto perfecto puede ser letal. Es mucho más recomendable lanzar productos mínimos viables que permitan salir rápido, medir, corregir y actualizar con flexibilidad para adaptarlos a las necesidades del mercado con un coste mínimo.
Ahora bien, para que la empresa tenga en cuenta estas 4 claves a la hora de invertir, es necesario que el equipo directivo entienda que todo no se puede medir de manera «cortoplacista». Por ejemplo, invertir en una nueva campaña de marketing para impulsar un aumento inmediato de las ventas tiene un ROI a corto plazo mucho mayor que digitalizar una tecnología de gestión de inventario; pero depender de sistemas antiguos para apoyar las actividades comerciales del futuro es una estrategia perdedora. Esta falta de visión estratégica y de inversión digital afectará (y posiblemente destruirá) a muchas organizaciones.
La transformación digital no es un destino, sino un viaje donde se aprende constantemente y en el que encuentras nuevas maneras de relacionarte con tu cliente, de mejorar los procesos internos y de hacer más rentable cada euro y minuto que inviertes.